jueves, 17 de marzo de 2011
miércoles, 16 de marzo de 2011
viernes, 11 de marzo de 2011
La Tierra no da una tregua a Japón que, tras vivir undevastador terremoto que ha dejado más de 350 muertos en la costa oriental, ha registrado un segundo seísmo de 6,6 en las provincias de Nagano y Niigata, en la costa occidental de Japón.
Solo habían pasado trece horas, trece horas en las que se han dado más de 60 réplicas, cuando todo se ha movido de nuevo, los edificios han vuelto a temblar, y el pánico ha regresado al país. Pero, apenas 35 minutos después, un segundo temblor se ha producido en esa misma área de Japón, aunque en ninguno de los dos casos se ha emitido alerta de tsunami.
La zona de estos dos seísmos está alejada del epicentro del primer y fuerte terremoto que ha generado dos alertas de tsunami en toda la costa oriental del país.
Gran Telescopio CANARIAS (GTC)
Anuncio de Oportunidad de Tiempo de Observación en GTC
(versión inglesa)
Semestre 2011B(versión inglesa)
Fecha límite:
1 Abril 2011
(Sólo versión inglesa)
(Sólo versión inglesa)
Este proyecto ha sido cofinanciado por la Unión Europea mediante
El Gran Telescopio CANARIAS (GTC) es un telescopio de espejo primario segmentado de 10,4 metros de diámetro instalado en uno de los mejores lugares del hemisferio norte: el Observatorio del Roque de los Muchachos (La Palma, Islas Canarias). Este telescopio es una iniciativa española, liderada por el IAC (Instituto de Astrofísica de Canarias) con el decidido apoyo de la Administración del Estado y la Comunidad Autónoma Canaria, a través de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER) de la Comunidad Europea, y la participación de México, a través del IA-UNAM (Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de Mexico) e INAOE (Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica), y Estados Unidos, a través de la Universidad de Florida.
PROFESIONALES COMPROMETIDOS
Los profesionales que integran MSF comparten la motivación y el compromiso de trabajar para dar asistencia a poblaciones en situaciones de crisis.
En MSF trabajan hombres y mujeres de todo el mundo con experiencia, formación, madurez, sentido de la responsabilidad y sociabilidad. Buscamos personas flexibles y profesionales, dispuestas y comprometidas con la labor que llevamos a cabo.
viernes 18 de febrero, 04:25 AM
Copenhague, 18 feb (EFE).- Un carguero islandés encallado al sur de Noruega vierte petróleo cerca del parque nacional marítimo Ytre Hvaler, informaron hoy las autoridades costeras noruegas, que han enviado a la zona tres barcos y colocado barreras anticontaminación.
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Los vertidos proceden de dos vías abiertas en los dos tanques situados en el medio del barco, con capacidad para 250 toneladas de crudo cada uno, aunque no se descarta que haya más fugas.
El "Godafoss", de 165 metros de eslora, encalló anoche a 100 metros de la costa por causas desconocidas, después de haber depositado su carga en Frederistad, al sur de Noruega y cerca de la frontera con Suecia, que ha enviado a la zona un barco anticontaminación y un helicóptero.
Según el diario "Frederiksstad Blad", tras soltar la carga, el "Godafoss" duplicó su velocidad media en una zona llena de escollos.
Ninguno de sus 14 ocupantes resultó herido en el accidente, informaron las autoridades noruegas, que añadieron que el barco se encuentra en situación estable y que el tiempo en la zona es bueno.
El carguero está registrado en Antigua y Barbuda, pero es propiedad de una armadora islandesa, fue construido en 1995 y navegaba hacia la localidad sueca de Helsingborg, desde donde debía continuar a Dinamarca, las Islas Feroe e Islandia. EFE
Era un día soleado como hoy, había mucho revuelo ya que todos estaban ansiosos por subir al barco. La época era muy dura y nosotros esperábamos que el barco llegase para llevarnos en busca de nuevas oportunidades, para algún día volver a casa con grandes riquezas. El Valbanera era el barco que venia desde Tenerife para llevarnos a Cuba.
A las cuatro de la tarde el Valbanera llego a puerto. Yo subí entusiasmado, sabía que este era el viaje más importante de mi vida. Con un amigo charlé asta que el barco
zarpo, pero algo interrumpió nuestra conversación , una de las dos anclas de barco se cayo en una extraña maniobra del capitán. Todos se asustaron mucho, pero los tripulantes calmaron a los pasajeros. Yo me dirigí a la proa por que había un gran murmullo, al llegar pregunte a un señor que era lo que había ocurrido y me explico que en una maniobra extraña del capitán, una de las anclas cayo al mar.
Yo en aquel entonases no le di una gran importancia, pero había gente que si, y avecinaban un mal presagio.
A las dos semanas de viaje, llegamos a Santiago de Cuba. Muchos pasajeros se bajaron
del barco ya que tenían miedo de continuar asta La Habana aunque ya tuvieran su pasaje pagado hasta allí. Luego de que los pasajeros terminaran de desembarcar partimos hacia La Habana. De camino a la Habana , nos topamos con una gran tormenta.
El barco se balanceaba como si fuera un niño en un columpio. Llegando a la Habana
el capitán mediante señales luminosas pedía socorro al puerto, pero desde el puerto,
se indico que no se podía prestar ayuda debido a la tempestad y se ordeno permanecer en alta mar hasta que finalizase la tormenta. La tormenta fue a peor, y de repente, salida de la nada, una ola de más de 20 metros golpeó el barco. Todos estaban muy asustados los hombres y las mujeres rezaban mientras que los niños no paraban de llorar.
De pronto, hubo un gran estruendo y como si de un terremoto se tratase todas las luces del barco se apagaron y un gran temblor se hizo notar. La gente corría por los pasillos del barco a oscuras y no paraban de gritar, yo voy por el pasillo y noto que mis pies están salpicando agua. Resultaba que se había hecho una fisura en el casco del barco y se estaba filtrando agua en pocos minutos todo el barco comenzó a inundarse de agua.
Yo estoy muy asustado como todos los pasajeros, y en este instante lo único en lo que pienso es en el porque no me había quedado en La Habana en aquella parada.
Mis piernas comienzan a temblar y no ya empiezo casi a nadar para moverme, de pronto el barco ase un extraño y vuelca, todo se llena de agua y ya casi no se puede respirar, yo levanto la cabeza lo mas que puedo pero tengo que salir lo antes posible del barco, me dirijo a el camarote para intentar salir de una de las ventanas.
Cuando llego al camarote intento romper la ventana. No se rompe y yo
Ya me imagino que este es mi fin en una tumba acuática.
Consigo romper la ventana, y salgo nadando lo más rápido que puedo asía la superficie,
llego a la superficie casi asfixiado y sin aliento veo un bidón de aceite y me agarro a él para poder flotar después de casi 5 horas a la deriva cuando ya ha pasado la tormenta, me recogió un atunero, a ellos les debo la vida, no sé si hubo más supervivientes.
Los atuneros me dieron una manta para abrigarme y me llevaron a Santiago de cuba allí conseguí trabajo y volví a la palma tras 7 años en Cuba.
A las cuatro de la tarde el Valbanera llego a puerto. Yo subí entusiasmado, sabía que este era el viaje más importante de mi vida. Con un amigo charlé asta que el barco
zarpo, pero algo interrumpió nuestra conversación , una de las dos anclas de barco se cayo en una extraña maniobra del capitán. Todos se asustaron mucho, pero los tripulantes calmaron a los pasajeros. Yo me dirigí a la proa por que había un gran murmullo, al llegar pregunte a un señor que era lo que había ocurrido y me explico que en una maniobra extraña del capitán, una de las anclas cayo al mar.
Yo en aquel entonases no le di una gran importancia, pero había gente que si, y avecinaban un mal presagio.
A las dos semanas de viaje, llegamos a Santiago de Cuba. Muchos pasajeros se bajaron
del barco ya que tenían miedo de continuar asta La Habana aunque ya tuvieran su pasaje pagado hasta allí. Luego de que los pasajeros terminaran de desembarcar partimos hacia La Habana. De camino a la Habana , nos topamos con una gran tormenta.
El barco se balanceaba como si fuera un niño en un columpio. Llegando a la Habana
el capitán mediante señales luminosas pedía socorro al puerto, pero desde el puerto,
se indico que no se podía prestar ayuda debido a la tempestad y se ordeno permanecer en alta mar hasta que finalizase la tormenta. La tormenta fue a peor, y de repente, salida de la nada, una ola de más de 20 metros golpeó el barco. Todos estaban muy asustados los hombres y las mujeres rezaban mientras que los niños no paraban de llorar.
De pronto, hubo un gran estruendo y como si de un terremoto se tratase todas las luces del barco se apagaron y un gran temblor se hizo notar. La gente corría por los pasillos del barco a oscuras y no paraban de gritar, yo voy por el pasillo y noto que mis pies están salpicando agua. Resultaba que se había hecho una fisura en el casco del barco y se estaba filtrando agua en pocos minutos todo el barco comenzó a inundarse de agua.
Yo estoy muy asustado como todos los pasajeros, y en este instante lo único en lo que pienso es en el porque no me había quedado en La Habana en aquella parada.
Mis piernas comienzan a temblar y no ya empiezo casi a nadar para moverme, de pronto el barco ase un extraño y vuelca, todo se llena de agua y ya casi no se puede respirar, yo levanto la cabeza lo mas que puedo pero tengo que salir lo antes posible del barco, me dirijo a el camarote para intentar salir de una de las ventanas.
Cuando llego al camarote intento romper la ventana. No se rompe y yo
Ya me imagino que este es mi fin en una tumba acuática.
Consigo romper la ventana, y salgo nadando lo más rápido que puedo asía la superficie,
llego a la superficie casi asfixiado y sin aliento veo un bidón de aceite y me agarro a él para poder flotar después de casi 5 horas a la deriva cuando ya ha pasado la tormenta, me recogió un atunero, a ellos les debo la vida, no sé si hubo más supervivientes.
Los atuneros me dieron una manta para abrigarme y me llevaron a Santiago de cuba allí conseguí trabajo y volví a la palma tras 7 años en Cuba.
Los niños siempre se plantan delante al ver una cámara de fotos. Los ojos muy abiertos, la sonrisa blanca, llena de dientes. Ocurre en cualquier rincón de Mauritania. Luego estallan en una carcajada al reconocerse en la pantalla de cristal líquido.
Los dos hermanos Doua, no. Nunca sonríen. Posan dócilmente, en la oscuridad enmarcada por las paredes mugrientas de su casa, en la que reina un silencio extraño. O en el ínfimo patio donde vive una cabra flaca que no conoce más horizonte que este mísero suburbio de Nuakchot. Sujetan el retrato de un crío ataviado con una túnica.
Es su hermano pequeño. Los tres viajaron a los Emiratos Árabes —Unidos —primero el mayor, luego los dos pequeños— acompañados por el hombre que ofreció una salida a las estrecheces de una familia con diez hijos. Iban a pastorear camellos. “Algo natural en Mauritania, con una gran tradición de convivencia con estos animales”, explica Mohamed Le-mine, el responsable de protección de la delegación mauritana de Unícef, la agencia de las Naciones Uní-das que vela por los niños. “Pero no fue así. Ocurrió algo muy distinto.”
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